domingo, 16 de diciembre de 2012

La Máscara, Dios e Irene Eternamente


El papel de todo buen actor, es interpretar cualquier tipo de papeles que se le presente. En una película puede salir sonriendo como un pasmarote, que en la siguiente será el más bravo de los guerreros. En una puede ser la más introvertida de las personas y a la siguiente puede ser un ladrón de poca monta. Así debe ser el buen artista, el buen actor dramático. No obstante, esto siempre se queda a nivel teórico, como la mayoría de los “tratados no escritos”. Las escenas de terror deberían ir siempre acompañadas de música que dé ambiente, pero en ocasiones se insertan melodías infantiles para producir un efecto aterrador. Tras un gran plano general, resulta discordante introducir un plano detalle. Meros ejemplos de como la pragmática supera con creces a la teoría en momentos puntuales. Las personas no van a ser la excepción de la regla. 

Nadie cuestiona la calidad de Johny Deep como actor, al igual que todos los críticos saben que su papel siempre suele adaptarse con corrección plena, cuando se tratan de personajes excéntricos, alocados. Ésos, o lo que es lo mismo: cualquier papel que su padrino Tim Burton le otorgue. En alguna ocasión en la que le hemos visto en algún papel como dramaturgo, no ha convencido. No lo ha hecho mal, pero no ha resultado tan creíble como profesionales más polifacéticos. Leonardo DiCaprio no sería un mal ejemplo de uno de los actores más prolíficos que hay. Ha pasado de bohemio galán en la conocida Titanic, para dar paso a uno de los mayores timadores de la Historia en Atrápame si puedes. A pesar de todo, hay un actor aún más extremista en cuanto a sus personajes a recrear. Una persona que pasa de ser el más loco de los asesinos, para dar paso a un cineasta con problemas de memoria. Con esa descripción, únicamente Jim Carrey podría adaptarse a tales compromisos.

El actor canadiense.


Quiso el destino que su vida fuera tan extravagante como su personalidad sería. Acomodado y de familia adinerada, su padre perdió su puesto de trabajo y cayeron en la pobreza, llegando a vivir toda su familia en una caravana durante cierto tiempo. El pequeño niño apuntaba ya maneras cuando de pequeño, en el colegio, le permitían actuar en los últimos minutos de clase si se portaba bien. Una mezcla entre su hacer y su deseo de salir de la pobreza, le llevaría a este actor en potencia a alcanzar, lentamente y tras varios estrenos de películas para televisión, a la gran pantalla. 

Carrey comenzaba a acercarse al género de la comedia con tres de sus películas iniciales, de las cuales cabe destacar el vertiginoso ritmo de Stanley Ipkiss (protagonista de La Máscara). Nadie podía pararle los pies. Nadie era capaz de detenerle



Pero en un momento de la cómica vida del actor, le llegó el turno de cambiar de rol. Cuatro años más tarde de su estreno en un largometraje de relevancia, en 1998, llegaba su oportunidad perfecta para cambiar de registro y abarcar nuevos horizontes antaño abandonados. Comenzó la grabación de El show de Truman. Probablemente cuando le ofrecieron el papel no se esperaría el éxito que este filme le repercutiría. La crítica de medio mundo alabó las virtudes de la cinta. Una idea desarrollada con un cariño, una mesura y un espíritu de crítica desmesurados. Su interpretación pasaría a ser la de Truman Burbank, un bonachón pueblerino que desarrolla una vida tranquila y con toda normalidad. No obstante, poco a poco irá observando movimientos extraños a su alrededor, hasta que llega a comprender que no todo es tan claro como él creía. Una muy dura crítica al sistema capitalista en general, pero aún más incisivo es el corte en el inventario de la televisión. No es tan hiriente el mensaje que subyace en cuanto a la manera por la cual se muestra, sutil y amable donde las haya. Más bien toma el camino del pensamiento libre, del análisis personal del espectador. Está en él cuestionar la psicología de los personajes, si las motivaciones que les mueven eran válidas o no, así como invitarle a tener en cuenta las cosas que es capaz el ser humano de hacer por un poco de gloria, de éxito: hacer de la vida de un ser humano una falacia total. Pero no sólo el argumento de la película es magistral, la actuación del protagonista es igualmente sublime. Truman Burbank pasa de saludar con alegría y en armonía, para extrañarse por aquello que le rodea, así como llegar a mostrar en su rostro la cara de desesperación de aquel que lo ha perdido todo, pero que espera algo nuevo mejor. Probablemente, el Carrey más humano que se haya podido ver hasta la fecha. Siempre con el permiso de Joe, el mejor amigo del difunto Simon Birch. Lástima que tuviera un papel tan secundario, prácticamente a nivel de cameo. Anecdótico.





Llegados a este punto de su carrera, probablemente decidió ir alternando la emoción predilecta en el papel que debía representar. Con cierta ironía, no se haría de rogar una de sus mayores comedias, recordada por muchos por lo inverosímil de su planteamiento. Por eso y por compartir cámara con Morgan Freeman, actor de calibre donde los haya. Como Dios tomaba forma. Bruce Nolan tiene un mal día, uno de esos tantos en los que todo parece salir mal. Desastrosamente. En un arrebato colérico, provoca al mismísimo Dios, pues parece que éste no está siendo muy bueno con él. Tras un pacto la mar de peculiar, la presencia divina le otorga todos sus poderes al apadrinado de Carrey, momento desarrollado muy acertadamente sobre las aguas, simulando las andaduras de Jesucristo.  A partir de ese momento, Bruce tendrá potestad para hacer cuanto desee con tan sólo pensarlo o ejecutarlo con alguna parte de su cuerpo.Dejando a un lado el predecible clímax del producto, que se puede prever en el nudo del mismo, ofrece una comedia directa, de humor fácil con mezclas de absurdo, que no destaca por su elaboración, pero que provoca irremediablemente el efecto buscado: hacer reír a su público.




Las películas singulares se siguen sucediendo, pero en este caso se va un paso más allá. Primero, en cuanto a argumento: mucho más retorcido que el de la anterior película citada. Con un desenlace inesperado y desafortunado, a pesar de cerrar con un broche típico del cine americano. El desacertado ¡Olvídate de mi! en España, pero más que meditado Eternal sunshine of spotless mind en el país de origen, desata una serie de emociones enfrentadas en los personajes que trascenderán la pantalla e impregnarán al espectador. Al tratarse de un relato real, a excepción del motor principal que mueve la película, el aparato que borra la memoria del Dr. Howard Mierzwiak, resulta muy fácil asimilar. La gran mayoría de las personas ha pasado por un momento de incertidumbre y presión similares. Joel, llegado un buen día, decide faltar a su trabajo como normalmente suele hacer para acudir a una playa que se le ha acabado de ocurrir acudir. Allí, durante el trayecto de vuelta, logra conocer a una enigmática mujer con la que hace buenas migas. No tardará mucho en enterarse que realmente conocía ya a esa mujer, que él mismo decidió borrarla de su memoria por motivos ocultos… El lado más patético de Jim Carrey sale aquí a la luz. Joel es un hombre taciturno. No triste, taciturno. Callado, introvertido y con un aparente miedo a disfrutar de la vida, el canadiense logra con dotes magistrales rencarnar a dicha figura. Lejos y atrás, muy atrás, queda el actor excéntrico y alocado que la mayoría conocen. Se inserta muy profundamente en la función que debe representar, no quedando prácticamente ninguna falla en casi ninguna escena donde no se toma en serio a sí mismo. Si a su espléndida puesta en escena se le suma el perfectamente hilado argumento, más la presencia de actores y actrices como Elijah Wood y Kirsten Dust, la cinta no podía ser más que un éxito. Nuevamente así fue: aparte de recibir varias nominaciones a globos de oro y óscar, la prensa especializada ha alabado abundantemente esta obra. Mención especial para la delicada pero cegadora banda sonora, compuesta por el veterano John Brion.




No son pocos los experimentos que ha efectuado en diversos campos de la cinematografía. Ha sido capaz de disfrazarse completamente, o de recrear a un personaje digital para la propia Walt Disney. El primero de los casos se corresponde al ladrón de la Navidad más famoso de la historia (norteamericana): El Grinch. El simpático pero malévolo personaje de verdes pelajes, fruto de una de las obras del escritor infantil Dr. Seuss, intenta robar la Natividad… por el mero hecho de no gustarle.

Una de las más chirriantes y polémicas creaciones en las que ha participado ha sido Te quiero, Phillip Morris. En esta ocasión, se hará pasar por un hombre casado que a partir de su encuentro con otro, empieza a enamorarse de él, con las hilarantes situaciones que ello supone. Ese “otro”, resulta ser nada más y nada menos que Ewan McGregor. A lo arriesgado de esta película, hay que añadir algunas escenas de sexo no explícito, pero aun así mostradas sin demasiado secretismo, jugaron en su contra. La película tuvo serios problemas para ser expuesta en la propia tierra a la que pertenece, cuanto más en el exterior. En España, a duras penas se logró una distribuidora que aceptara la misión de volcar los rollos en algún cine. Prácticamente ningún local acogió la proyección, haciéndolo durante poco tiempo y con sesiones poco habitadas aquellos que probaron suerte.

No son pocos los críticos, cinéfilos en general, que comparten la opinión de que Jim Carrey ha ido descendiendo en cuanto a su popularidad, así como en la calidad no tanto de su trabajo, sino de los guiones en los que ha ido participando. Con Te quiero, Phillip Morris, las críticas más voraces se sucedieron. Aquellos que nunca le vieron nada de especial, comenzaron a tener motivos reales para denostar su labor.

Las opiniones especializadas en el cine no han aportado ningún comentario relevantemente positivo al respecto de sus últimas andaduras. ¡Dí que sí! fue un largometraje correcto pero poco sorprendente, Dick y Jane: ladrones de risa es con diferencia su comedia con menos calidad y aceptación entre el público. Su última película, Los pingüinos del Sr.Popper, tiene carisma y resulta entrañable, pero además de haber resultado relativamente tímida en cuanto a cifras en taquilla, le ha consagrado como “actor infantil”. Por supuesto, una categorización que no lo posiciona en un buen rango, al considerarse el cine para infantes de menor calidad. Su línea “underground” en el mundo de los niños la inició con El Grinch, pero conforme han ido avanzando los años su historial en este terreno se ha ido engrosando. Cuento de Navidad o Una serie de catastróficas desdichas pueden ser los dos máximos exponentes de este tipo de cine.

A la baja o escasa calidad de los últimos filmes, unido a la participación en el cine infantil, hay que sumarle el factor de sus constantes retiros en películas acordadas en principio. El caso más sonado ha sido el rechazo a su papel dentro de la secuela de Dos tontos muy tontos, una de sus viejas glorias y comedia fresca –para su tiempo- donde las hubiera. Pero hay más ejemplos: abandonó el rodaje de Los tres chiflados, todo señalaba que sería el protagonista de El castor, papel que finalmente ocupó Mel Gibson.

Todos estos factores han ocasionados que el estima, la apreciación que tuvieran antaño tanto Hollywood como el colectivo global, haya ido menguando en los últimos años. Si cogemos los factores anteriores y los sumamos a sus continuos bandazos entre superproducciones y cintas no convencionales, que ha pasado factura al no posicionársele en ninguna vertiente específica, la solución resultante es el vacío mediático y de estima que está soportando. Pero es incluso en los peores momentos como este, cuando hay brillos fugaces, cuando se puede comprobar que lo realizado a lo largo de toda una línea temporal no ha resultado en vano. Uno de los actores en mayor estimación de los últimos años, Robert Pattinson, en una de sus más recientes declaraciones, comentaba que le encantaría trabajar con Carrey en un mismo proyecto. No son pocos los que desean trabajar con él, así como los que confiesan sentirse agraciados por compartir plató. Los logros obtenidos siempre serán los mismos, aunque la actualidad no acompañe.

En cuanto a nivel de España, siempre se le ha tratado al personaje con bastante cuidado. A excepción de sus primeras películas, que coincidía también con un nivel de doblaje aún no desarrollado por aquel entonces, en todas las demás, el actor de doblaje que ha encarnado semejante semblante ha sido Luis Posada. El doblador comentaba en una ocasión la dificultad que le suponía ponerle voz a tal excéntrico hombre, en especial en películas como Lá Máscara, donde el protagonista no paraba quieto el más mínimo instante.




Quizá Luis Posada tenga que dejarse el tipo a la hora de doblar al histrión por la diversidad de papeles que ha de ejecutar, más allá de la tipología de películas en la que salga. Jim Carrey ha pasado de ser un alocado y vulgar detective de mascotas, para suplantar la identidad de un militar difunto y amante del cine. Ha sido el más loco de los esquizofrénicos cegándose por el Número 23, y la doble personalidad más gamberra jamás conocida, la que más problemas le traía al bueno de Charlie en Yo, yo mismo e Irene.  El más retorcido de los malvados en Unloco a domicilio, así como la personificación misma de lo más misterioso en Batman Forever. De actuar como el famoso cómico Andy Kaufman en Man on the Moon, a sobreactuar en una mentira constante como Mentiroso compulsivo que una vez llegó a ser.

Jim Carrey es algo más que gestos y exageración. Es algo más que un cómico pasado de moda. Guste o no, es uno de esos actores dispuestos a representar cualquier papel que haga falta, no sólo aquellos en los que mejor se le pague o más saque a relucir sus cualidades. Por algo es el cómico mejor pagado de la historia, siendo el primero que recibe 20 millones de dólares por un trabajo. Su aciago futuro aún está por definir con sus dos próximos estrenos: la secuela de Kick-Ass, en la que encarna al Coronel Stars, así como Loomis Fargo.  A pesar de que se haya anunciado falsamente su muerte, James Eugene Carrey aún tiene un largo sendero por recorrer.

Y recuerden:



Fuentes:

- http://es.mediamass.net/famosos/jim-carrey/rumores-muerte.html

- http://shey-restlessyo.over-blog.es/article-curiosidades-de-jim-carrey-69306452.html

-http://www.enelshow.com/famosos/2012/06/07/robert-pattinson-desea-trabajar-con-jim-carrey-y-eddie-murphy

- http://www.elseptimoarte.net/jim-carrey-abandona--los-tres-chiflados--9573.html

- Visionado de todas las películas aquí recogidas.

- http://www.jimcarrey.com/

- Tráiler de La Máscara extraído de Youtube, canal de WeHeartFilmTrailers

- Secuencia de El show de Truman extraída de Youtube, canal de lasprimas1000

- Secuencia de Como Dios extraída de Youtube, canal de kingofcontradictions

- Tráiler de Olvídate de mi extraído de Youtube, canal de 000ERAZ3R000

- Vídeo testimonio Luis Posada extraído de Youtube, canal de MrHanzo86.

- Vídeo cierre de la entrada extraído de Youtube, canal de GuyMT 

- Fotografía del actor extraída de la página "Con tinta de esperanza".

sábado, 15 de diciembre de 2012

Simbiosis en el arte


No resulta ninguna sorpresa comentar que muchas, la mayoría de las creaciones fílmicas que pueblan las carteleras, no son ideas novedosas ni suponen ningún tipo de revolución. No se trata precisamente de las continuas precuelas y secuelas de las distintas películas originales cuando salieron en su época, véase las partes de Jurassic Park o la antaño incombustible En busca del Valle Encantado. Doce entregas posteriores acapararon las trastadas del pequeño Piecito. Más bien, cabe hablar de otra vertiente que va más allá de continuaciones, remakes o reboots: se trata de las adaptaciones.

El cine en no pocas ocasiones ha escogido un producto ya formado, cualquier cosa que de por sí ya contenga una narrativa, una historia que contar, y la ha modificado en mayor o menor medida para adaptar el discurso que presentaba la obra mater, traspasándola a lenguaje cinematográfico. O lo que es lo mismo: coger un guión y hacerlo película.

El mundo de las adaptaciones es basto y frondoso, permitiéndose la empresa cinematográfica el lujo de escoger aquella cosa que desee y traspasarla al mundo de los hermanos Lumière. El primero de esos frentes de batalla abarcables, es la adaptación de la serie televisiva. Muchas series de televisión que han gozado de un éxito notable, han traspasado las fronteras de la pequeña pantalla. Especial atención a aquellas de carácter infantil, traspasadas a las salas con una capacidad abrumadora. Véase un claro ejemplo en una estrenada recientemente como Phineas y Ferb: a través de la 2ª dimensión, pero hay muchos más: Bob Esponja, Rugrats, los afamados Pokémon y Digimon… Dejando a un lado el entretenimiento favorito de los más pequeños, también hay casos en los que lanzamientos televisivos para adultos han colmado la gran pantalla. Las dos películas de Sexo en Nueva York son el más claro exponente, aunque igualmente tenemos la película de Los Simpsons, Los ángeles de Charlie, South Park o Embrujada. El intercambio de contenidos no es unidireccional: en no pocas ocasiones, se han llegado a hacer producciones para televisión a partir de una película. No es una estrategia tan común como en el cine, pero también encontramos casos como la serie de Robocop, Jumanji o Ace Ventura. No obstante, insertos en este apartado, no se puede pasar por alto el legado dejado por parte de Walt Disney, especialmente en los años 90. Cualquiera de sus películas que tuviera éxito (la trampa estaba en que todas la tenían), iban directamente a la televisión con nuevas historias breves que aportar. Ariel, Hércules, Aladdín, ni siquiera el alocado Sticht se libró de protagonizar aventuras “menores”. Como representante de las películas basadas en series, aquí se puede observar el tráiler de una de ellas:




A pesar de que las series de televisión han aportado muchas y grandes ideas a las productoras, no han sido las únicas “fuentes de inspiración”. Han tenido otros afluentes de donde extraer más perfiles y relatos. Los libros, las creaciones literarias, han sido y son, sin lugar a dudas, la mayor de las vías que han tenido los directores y guionistas de crear. Los ejemplos son cientos, y dejando de lado al mago de Hogwarts y a la familia Cullen tenemos: Orgullo y prejuicio, Las Crónicas de Narnia, El perfume, La novena puerta, El nombre de la rosa, Oliver Twist…La lista podría llegar a ser interminable. 

En muchas ocasiones, gracias al traspaso audiovisual de estos libros, se ha llegado a expandir una saga antes no conocida por casi nadie. El señor de los anillos, así como la inminente El Hobbit, forman parte del ideario colectivo gracias a las películas protagonizadas por Viggo Mortensen y Elijah Wood. De no haberse llevado sus aventuras al rollo de película, ni tan siquiera la mitad de los amantes que tiene ahora dicho universo conocerían el fruto de J.R.R. Tolkien. Otro ejemplo sería el del futuro Monument 14, tímida obra que está empezando a hacerse un hueco gracias a la producción cinematográfica de la misma. En otros casos, se deciden insertar en medio de una obra de teatro en lugar de en una novela como es lo común. Un caso muy reciente de lo aquí expuesto, es la grabación de Los Miserables con Hugh Jackman al frente. O si no, siempre quedan los cómics o novelas gráficas más famosas, como Watchmen, Las Tortugas Ninja o el próximo estreno de la segunda parte de las aventuras de Lobezno. De cara al nuevo estreno de Los Miserables, aquí un adelanto.




Claro está que resulta cuanto menos cuestionable que los directores y guionistas acudan constantemente a la literatura, sobre todo, para cortar de raíz su problema con el guión.




Por si se llegara a acabar las ideas sobre qué rodar, desde los años ochenta ha llegado un nuevo producto cultural que lentamente está suponiendo otra mina a excavar, de la que sacar auténticas historias. Se tratan de los videojuegos. Las incursiones que los directores llevaron a cabo en la década de los noventa con películas como las de Street Fighter o Super Mario Bros. supusieron un fracaso de taquilla y críticas, pero eso no fue más que el comienzo de aquella unión. Más tarde, se asomarían tales cintas como la afamada y criticable Resident Evil, el action live más reciente sobre Phoenix Wright o el reciente comienzo de creación de God of War y la polémica que está trayendo el desarrollo de su guión. De nuevo, la fusión de sistemas hace que la otra parte absorba parte del discurso: los videojuegos, con cada vez más frecuencia, desarrollan historias que siguen los métodos de narración y compases de las películas. Un claro ejemplo es Heavy Rain o L.A. Noire, juegos donde más que acción directa, lo que hay que hacer es seguir las pistas ofrecidas y observar el entorno, casi como si se estuviera contemplando la última obra de Scorsese. No obstante, los traspasos de un medio a otro aún no son exageradamente altos, primero por la juventud de la fuente tecnológica, existente con una base sólida desde hace apenas 30 años, así como cierta dificultad en ocasiones para traspasar los elementos de narración del videojuego a la gran pantalla. Pese a todo, en ocasiones surgen auténticos productos cinematográficos como es el caso del tráiler de Dead Island:



Todo esto sin contar el formato cortometraje de prueba para comprobar la capacidad del motor gráfico de una consola como es la demostración de Kara. Tal envergadura ha tenido esta presentación, que ha sido preseleccionada para concursar en la categoría de Mejor Corto en la gala de los Óscar.




En otras ocasiones, poco conocidas y extendidas, la película toma como punto de referencia un propio videojuego, sin llegar a ser éste la base del argumento, pero sí su punto de partida. El máximo exponente de ello, es una película estrenada recientemente en Estados Unidos que hará lo propio en España en apenas diez días: ¡Rompe Ralph!, animación de Disney en la cual el malo de un videojuego quiere cambiar de vida y ser bueno. La historia no se centra en desarrollar un videojuego, pero sí que es la plataforma a partir de la cual se expande el argumento.

Cartel promocional de ¡Rompe Ralph! en el centro de Sevilla.

Rizando el rizo, hay un caso tremendamente especial y muy pocas veces (re)conocido, que es la triple fusión de ideas: literatura, videojuegos y cine. Un caso de relevancia sería Kill Bill, película de Tarantino basada en un libro con el esqueleto prototípico de un videojuego: empezar a derrotar al malo más sencillo, pasar de fase e ir a por el más difícil, para derrotar finalmente a Bill, el más malo de los enemigos. Todo ello con el humor “especial” de dicho director. Una película, para muchos ya de culto apenas habiendo pasado dos años desde su estreno, es Scott Pilgrim Contra el Mundo. Peculiar cómic de Bryan Lee O´Malley, con estructura ya de por sí de videojuego, donde el protagonista se ha de derrotar a sietes malvados exnovios para lograr estar con su amada. Un esquema que sigue todo lo impuesto por los videojuegos más clásicos. Su traspaso a la gran pantalla es, si cabe, aún más delirante que el propio tebeo, pues los efectos especiales y sonoros ayudan aún más a darle ese aire de videojuego hecho con personas reales que pretende ser.



Resulta totalmente sorprendente la cantidad de productos culturales que trabajan para que el cine se establezca en el ideario social aún más de lo que ya lo ha hecho en el último siglo. Muchísimos son los títulos que aparecen en cartelera que, pensando que se tratan de estrenos genuinos, acudimos a visionarlos con total esperanza en algo nuevo. A veces, lo que no sabemos, es que ese nombre tiene mucha historia por detrás. Historia ya disfrutada por muchas personas anteriormente. Sólo que en otro formato. El cine forma parte directa de nuestras vidas, de una forma...o de otra.

Cartel de Capitán América usado con motivos promocionales en una tienda de pinturas.



Fuentes:

- http://www.3djuegos.com/noticias-ver/110778/el-productor-del-film-de-prince-of-persia-cine-y/

-http://www.3djuegos.com/noticias-ver/114978/hollywood-confiesa-usar-los-videojuegos-como-plataforma-de/

- http://www.elseptimoarte.net/-the-hobbit--recauda-13-millones-en-la-media-noche-16369.html

-http://www.todomusicales.com/content/content/4244/la-pelicula-los-miserables-consigue-cuatro-nominaciones-a-los-globos-de-oro-2013/

- http://www.3djuegos.com/noticias-ver/126567/god-of-war-la-pelicula-los-guionistas-de-las-ultimas/

- Tráiler de Los Simpsons extraído de Youtube, canal FilmTeaser

- Tráiler de Los Miserables extraído de Youtube, canal UniversalSpain

-  Tráiler de Dead Island extraído de Youtube, canal IGNentertainment

- Tráiler de Kara extraído de Youtube, canal GameLiveTV

- Tráiler de Scott Pilgrim VS. el mundo extraído de Youtube, canal trailersyestrenos

- Francisco Ortiz, bibliotecario de la Facultad de Comunicación.

- Audio y fotos realizados por Salvador Belizón Campaña

viernes, 14 de diciembre de 2012

Al corto le aguarda una vida larga


No pocas veces se ha comentado al respecto del peyorativo estado y estima que se tiene de cara a los cortometrajes, especialmente si son comparados con sus “hermanos mayores”. En una enorme cantidad de ocasiones, se ha dejado de visionar este producto audiovisual al tratarse de un género “menor” con respecto al máximo representante que se supone es el largometraje.


Al disponer de un menor tiempo para desarrollar la historia que quiere ofrecer (después de todo, los cortometrajes no deben superar los 20-30 minutos de duración) se les consideran menos hábiles para mostrar expresiones, enseñar y desarrollar un universo en concreto que sería el mostrado en la creación fílmica, así como un largo listado de aspectos que se cuestionan a este producto de dimensiones temporales reducido.


Por otro lado, un largometraje es muy difícil que pueda ser llevado a cabo por un director amateur, por el presupuesto que supone llevar un trabajo de tales magnitudes, el equipo técnico y demás elementos citados en entradas anteriores. Un cortometraje resulta mucho más práctico y accesible para cualquier persona que quiera iniciarse de un modo u otro a la filmación. No requiere prácticamente de conocimientos ni dotes previas adquiridas: tan sólo una cámara y un par de amigos bastan para realizar un corto. Claro está, ello supone una reducción en la calidad de lo ejecutado: si cualquier persona sin entender de planos ni otros elementos graba un cortometraje, el resultado final probablemente no sea digno de ser mostrado ante un gran público. De ahí que se le tenga peor estima aún, si cabe, a estos pequeños guiños de la dirección cinematográfica.


Pero en el campo del corto no todo está perdido. Precisamente ahora, con la crisis económica y la imposibilidad consecuente de llevarse a cabo grandes proyectos, es cuando más está surgiendo esta vertiente del cine, cuando más personas se embarcan en esta aventura cinematográfica. Palpable y comprobable resulta esta situación al contemplar como con una continua asiduidad se convocan festivales y nuevos premios dirigidos exclusivamente a los cortos. Incluso hay páginas web y blogs dedicadas exclusivamente a este tipo de cine.

Un ejemplo de estos, es el I Festival Digital de Cortometrajes sobre Derechos Humanos y Spot Publicitarios convocado por Amnistía Internacional en Canarias, que tiene como fecha límite de entre de los trabajos el 28 de febrero del próximo año. Como suele ser cotidiano en estos certámenes, siempre hay unas bases y requisitos a cumplir. En este caso, no deben los cortos enviados superar los 10 minutos de duración, debiéndose también hacer alusión a la declaración de los Derechos Humanos y ser rodado allí con motivo del festival. El premio consta de 600 euros para el proyecto ganador, así como dos accésits de 200 euros cada uno.

Los premios de los cortometrajes, normalmente no suelen sobrepasar los 1000 euros. Se trata de pequeñas recompensas más que de aportaciones económicas sustanciales, lo relevante es que el director y actores que han realizado la producción se hagan un hueco en el mundillo y con un cierto renombre.
  
Por otro lado, un importante festival que acoge cortos entre sus brazos es el Internacional de Gijón, donde estos tienen una sección oficial para ellos mismos. En esa línea, el ya citado Sevilla Festival de Cine Europeo también contaba con una rama dedicada a la proyección conjunta de varios cortos aglutinados, en especial en su sección de Panorama Andaluz. La comunidad de Barcelona también hace un hueco a eventos de la misma talla para el año 2013 con su festival “Mecal”.

Aunque no a título exclusivo como el canario, el festival de Bilbao abrió su convocatoria el pasado miércoles para aceptar tanto largometrajes como cortometrajes. El FANT (o Festival de Cine Fantástico) que tendrá lugar, nuevamente, en Mayo de 2013.

Todo esto se puede resumir y traducir en una máxima: el cortometraje, lejos de morir, está encontrando ahora mismo su máxima esplendor en concursos y erigiéndose como trinchera para aquellos cinéfilos que desean iniciarse pero no pueden, por cuestiones varias, hacer películas largas. Tenga mayor o menos acogida por parte del público, los cortos tienen un futuro muy extenso por delante.

 

Fuentes: