viernes, 14 de diciembre de 2012

Al corto le aguarda una vida larga


No pocas veces se ha comentado al respecto del peyorativo estado y estima que se tiene de cara a los cortometrajes, especialmente si son comparados con sus “hermanos mayores”. En una enorme cantidad de ocasiones, se ha dejado de visionar este producto audiovisual al tratarse de un género “menor” con respecto al máximo representante que se supone es el largometraje.


Al disponer de un menor tiempo para desarrollar la historia que quiere ofrecer (después de todo, los cortometrajes no deben superar los 20-30 minutos de duración) se les consideran menos hábiles para mostrar expresiones, enseñar y desarrollar un universo en concreto que sería el mostrado en la creación fílmica, así como un largo listado de aspectos que se cuestionan a este producto de dimensiones temporales reducido.


Por otro lado, un largometraje es muy difícil que pueda ser llevado a cabo por un director amateur, por el presupuesto que supone llevar un trabajo de tales magnitudes, el equipo técnico y demás elementos citados en entradas anteriores. Un cortometraje resulta mucho más práctico y accesible para cualquier persona que quiera iniciarse de un modo u otro a la filmación. No requiere prácticamente de conocimientos ni dotes previas adquiridas: tan sólo una cámara y un par de amigos bastan para realizar un corto. Claro está, ello supone una reducción en la calidad de lo ejecutado: si cualquier persona sin entender de planos ni otros elementos graba un cortometraje, el resultado final probablemente no sea digno de ser mostrado ante un gran público. De ahí que se le tenga peor estima aún, si cabe, a estos pequeños guiños de la dirección cinematográfica.


Pero en el campo del corto no todo está perdido. Precisamente ahora, con la crisis económica y la imposibilidad consecuente de llevarse a cabo grandes proyectos, es cuando más está surgiendo esta vertiente del cine, cuando más personas se embarcan en esta aventura cinematográfica. Palpable y comprobable resulta esta situación al contemplar como con una continua asiduidad se convocan festivales y nuevos premios dirigidos exclusivamente a los cortos. Incluso hay páginas web y blogs dedicadas exclusivamente a este tipo de cine.

Un ejemplo de estos, es el I Festival Digital de Cortometrajes sobre Derechos Humanos y Spot Publicitarios convocado por Amnistía Internacional en Canarias, que tiene como fecha límite de entre de los trabajos el 28 de febrero del próximo año. Como suele ser cotidiano en estos certámenes, siempre hay unas bases y requisitos a cumplir. En este caso, no deben los cortos enviados superar los 10 minutos de duración, debiéndose también hacer alusión a la declaración de los Derechos Humanos y ser rodado allí con motivo del festival. El premio consta de 600 euros para el proyecto ganador, así como dos accésits de 200 euros cada uno.

Los premios de los cortometrajes, normalmente no suelen sobrepasar los 1000 euros. Se trata de pequeñas recompensas más que de aportaciones económicas sustanciales, lo relevante es que el director y actores que han realizado la producción se hagan un hueco en el mundillo y con un cierto renombre.
  
Por otro lado, un importante festival que acoge cortos entre sus brazos es el Internacional de Gijón, donde estos tienen una sección oficial para ellos mismos. En esa línea, el ya citado Sevilla Festival de Cine Europeo también contaba con una rama dedicada a la proyección conjunta de varios cortos aglutinados, en especial en su sección de Panorama Andaluz. La comunidad de Barcelona también hace un hueco a eventos de la misma talla para el año 2013 con su festival “Mecal”.

Aunque no a título exclusivo como el canario, el festival de Bilbao abrió su convocatoria el pasado miércoles para aceptar tanto largometrajes como cortometrajes. El FANT (o Festival de Cine Fantástico) que tendrá lugar, nuevamente, en Mayo de 2013.

Todo esto se puede resumir y traducir en una máxima: el cortometraje, lejos de morir, está encontrando ahora mismo su máxima esplendor en concursos y erigiéndose como trinchera para aquellos cinéfilos que desean iniciarse pero no pueden, por cuestiones varias, hacer películas largas. Tenga mayor o menos acogida por parte del público, los cortos tienen un futuro muy extenso por delante.

 

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